Hacer ejercicio es importante en la vida de toda persona. La actividad física potencia el bienestar al otorgar una buena condición, fuerza, oxigenación en el cuerpo y el cerebro, genera una sensación de bienestar, aumenta la confianza, reduce el estrés y permite a las personas rendir al máximo en todos los aspectos de su vida.
La mayoría de los seres vivos necesitan estar en movimiento, desde los árboles y plantas, que aunque no cambian de lugar, tienen movimiento interno constante en cuanto a funciones de fotosíntesis y nutrición, hasta la mayor parte de los animales que se mueven en busca de alimento y para encontrar refugio. Los seres humanos no somos ajenos a esto, pero el sedentarismo, el trabajo y el poco tiempo libre a disposición, han causado que muchas personas encuentren difícil el hacer ejercicio cotidianamente.
Para quienes lo hacen o están pensando en comenzar una rutina de ejercicio, existen dos cosas muy importantes que deben considerar cada vez que piensen realizar alguna actividad física: el calentamiento y estiramiento.
El ejercicio pone en movimiento y exige al máximo a los músculos, articulaciones, tendones y más partes de nuestro cuerpo que necesitan un adecuado calentamiento previo a la actividad en cuestión, así como una exigente rutina de calentamiento una vez que hemos terminado de hacer ejercicio.
Por supuesto, esto toma tiempo y esa es una de las principales razones por las que la mayoría de las personas optan por omitir alguna de estas actividades, muchas veces sin estar conscientes de lo que ello implica. El no realizar ejercicios de calentamiento previos o estiramientos posteriores puede llevar, en un mediano o largo plazo, a lesiones importantes que nos impedirán seguir ejercitándonos a futuro.
Esto cobra mayor importancia con la edad, ya que con el tiempo los músculos y tendones van perdiendo elasticidad, capacidad de recuperación y regeneración, y necesitan de este tipo de movimientos para mantenerse lubricados, sanos y en óptimas condiciones para seguirse ejercitando.
Una rutina de calentamiento previa al ejercicio puede durar entre 5 y 15 minutos, lo más recomendable es hacerla de manera ascendente, es decir, comenzar con movimientos simples en los músculos y articulaciones para poco a poco ir pasando a movimientos más complejos. Una vez terminado el proceso de calentamiento, los músculos están en mejores condiciones para realizar cualquier ejercicio, y por ende el desempeño en el mismo será mucho mejor que cuando no se calienta previamente.
Al final de toda rutina, los músculos sufren desgaste y generan ácido láctico, el cual después de un tiempo se solidifica y literalmente “rasga” milimétricamente a los músculos. Los ejercicios de estiramiento ayudan a que este proceso sea menos doloroso, ya que relaja al músculo de manera gradual y el enfriamiento no se hace de golpe, sino de manera paulatina, permitiendo una mayor relajación también en los tendones.
El ejercicio es una actividad necesaria para el cuerpo humano, pero para poder realizarla de manera efectiva se deben tomar en cuenta estos dos factores, ya que de otro modo, aumenta considerablemente la posibilidad de sufrir lesiones, que a mediano o largo plazo pueden entorpecer el movimiento de las extremidades e incluso pueden provocar un largo período de tiempo en reposo para sanar.